¿Qué es mejor: copa menstrual, tampones o compresas?
Las copas menstruales han reaparecido como competidoras de las compresas y los tampones, y su consumo va aumentando poco a poco. Parece que su invento es reciente, pero nada más lejos de la realidad porque la primera patente de una copa menstrual data del primer tercio del siglo XX. Entonces, ¿por qué ha aumentado tanto su popularidad en los últimos años?
Una de las principales razones es que la copa menstrual es respetuosa con el medio ambiente y su impacto en el mismo es mínimo al no producir residuos y ser biodegradable. Es de todos conocido que los productos de higiene íntima “tradicionales” no son precisamente eco-friendly, están fabricados con materiales no biodegradables, y si lo juntamos con el desconocimiento no se saben reciclar, llegando a terminar en las aguas residuales y acumulándose en las cañerías de las viviendas.
Y otra razón de peso es que la evolución en sus materiales ha conseguido una mayor confortabilidad y las ha hecho hipoalergénicas, consiguiendo eliminar las reacciones alérgicas, efecto de la alta toxicidad de los tampones y compresas por los pesticidas que puede contener el algodón. Estas toxinas pueden ser absorbidas por las mucosas y provocar alteraciones en el ciclo menstrual, e incluso en la salud general.
Las copas de silicona y de TPE son siempre veganas aunque no todas cuentan con un certificado que lo acredite; mientras que algunas de las que se fabrican con látex pueden estar probadas en animales para probar las alergias que pueden causar.
En la actualidad existen muchos modelos diferentes de copas menstruales, unas de nacimiento más reciente que otras, todas surgidas ante la gran demanda existente entre mujeres responsables y concienciadas, que reclamaban tener menstruaciones más sanas, menos incómodas y más sostenibles.
Después de todo lo que hemos comentado podemos concluir que las copas menstruales pueden contribuir beneficiosamente al medio ambiente además de evitar problemas de salud y gastos innecesarios, por lo que os animamos a que la probéis, ¡no os arrepentiréis!

